Me diste alas
y yo, tan loca por volar
las estrené con ímpetu.
Choqué con las barreras
del espacio y los acostumbrados
a verme arrastrada por la tierra
temblaron, me gritaban:
Cuidado, vuelas alto,
te puedes estrellar.
Y no, estas alas, mis alas
me vuelven a elevar de mis caídas
y he aprendido a volar
con los obstáculos. Soy una
con el aire. Tú me las distes,
gracias: sé que me lees
desde los ojos profundos de la sangre.
Ilustración de Luis Royo
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Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, pero es más agradable hacerlo en buena compañía.