El
vendaval agitó los árboles y la manzana rodó hasta sus pies. Eva
intentó alejarla con una rama, pues era la fruta favorita del
Brontosaurus y no debían enemistarse con el gigantón, pero Adán la
pateó sin descanso hasta que golpeó a la mujer. Eva, enfadada,
cogió la manzana y le dio un mordisco. Adán, al ver que ella
degustaba con placer su redondo juguete, se la arrebató antes del
segundo bocado y le dio un fuerte puntapié. El manzanazo dejó
tuerto al Brontosaurus y tuvieron que huir del Edén.
Así
nació el fútbol.
Saludos joven.
ResponderEliminarCon esa idea del fútbol tienes mucho futuro como árbitra. Y como periodista deportiva. Y como tertuliana // de Ana Rosa Quintana (un pareado, ya ve usté).
En fin, nada, le deseo una brillante carrera en esos asuntos del corazón.
Un abrazo (no es un agarrón, ni siquiera juego peligroso -tal vez-, por tanto no merezco la tarjeta amarilla).
JA JA JA No creo que doña Ana Rosa se atreva a retorcer el cuento del Edén, ni tampoco a quedar mal con los futboleros...
Eliminar¡Qué bueno, por favor!.
ResponderEliminarMe ha encantado la satíra, desde aquel que despreciando o desconociendo el conocimiento, lo emplea para sus más primarias y egoístas pasiones; hasta aquella que aunque más responsable, probó la fruta prohibida y descubrió con ello las egoístas razones del Brontosaurus, así como el sabor de sus codiciados frutos. Me atrevería a decir incluso, que refleja un poco la conflictividad social que puede emanar del fútbol, jaja.
Saludos. :)