LA ESPADA
—¿Acaso crees que tienes aún algo por atravesar, después de tantas veces? Quizás esta vez se rompa tu acero con mi piedra… —le gritó ofendida.
—Soy Octubre y vengo por tus lágrimas —dijo la espada, riendo a carcajadas al no encontrar resistencia dentro de ella.
CRIMEN
Lo vio flotar a la deriva hasta que se convirtió en un punto rojo en el horizonte, mientras el hueco oscuro de su pecho empezaba a inundar su piel de un frío azulado. Ningún fuego la volvería a abrasar.
Retornó sin lágrimas.
Lanzó la última al mar junto a ese corazón salvaje que escupía sangre a cada latido, suplicando misericordia por la nueva pasión.
Retornó sin lágrimas.
Lanzó la última al mar junto a ese corazón salvaje que escupía sangre a cada latido, suplicando misericordia por la nueva pasión.