Lo miras desde lejos
como si fuera
algo que sólo sucede a quien lo habita,
eso que acelera cada instante
al consumir sus estaciones
y se bebe sin pausa
cada día
hasta que llega al último destino.
Muy cerca,
tras el cristal de su vagón maduro y gris,
la pasajera grita:
Yo también te veo, mírame,
soy tú.
Si uno se ve y no se reconoce, es que ha estado viviendo fuera de sí mucho tiempo.
ResponderEliminarTriste pero cierto, soy tú, que decían Metallica.
Saludos
la mente siempre es joven y el cuerpo, un anciano
ResponderEliminar(salvo algunos para los que lo tienen todo envejecido desde que nacen)
(hay días que uno no se reconoce ni en el espejo del aseo)
Hay días que ni siquiera nos reconocemos, no sólo en el espejo, sino lo que es peor, en nuestro interior.
ResponderEliminarBienvenida Ligeia, te echaba de menos.
Un besazo.
Qué sugerentes las palabras y esas imágenes de los trenes que se cruzan reflejadas en el cristal.
ResponderEliminarLa vida que se nos va a toda velocidad, nos pasa por encima mientras la vemos pasar.
Un abrazo, Ligeia.
Hola Matilde.
ResponderEliminarMuy sugerente esa imagen del tren y del cristal. Poca gente se para a la introspección para conocerse realmente. Un abrazo.
Me encantó, me hiciste recordar a "Rayuela".
ResponderEliminarBesos guapa!
Que me contás de la Camara edral del Crimen y los juicios a los crimenes del franquismo???
Muy sugerente la foto y el poema. Bienvenida de regreso, yo también me reincorporo a la rutina.
ResponderEliminarBesos
ola!! tu blog está excelente, me encantaría enlazarte en mis sitios webs.
ResponderEliminarY por mi parte te pediría un enlace hacia mis web y asi beneficiar ambos blogs con mas visitas.
Espero tu Respuesta a munekitacat19@hotmail.com
besosss
Catherine Mejia