Dicen que los días influyen en los sueños, pero también es cierto que los sueños influyen en los días. Un mal sueño o una pesadilla deja un regusto amargo en la mente cuando despiertas y una nube de niebla oscura te acompaña el resto del día, o como mínimo, las primeras horas hasta que la luz de la realidad va disipándola.
Hay días que jamás
deberían nacer.
Son esos días partidos, como un espejo roto,
donde sólo se oyen
los ahogados lamentos
de los árboles caídos
y la luz nos contempla
desde el ojo vidrioso
de un gorrión moribundo.
Sí, es cierto, a veces es preferible continuar sumidos en las sombras de la noche que amanecer a las luces heridas por la niebla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Matilde.
ResponderEliminarTristes pero lúcidas imágenes.
¿Sabes cuando suelo escribir más?
Al acabar de despertar...
A veces, historias luminosas, risueñas; otras, ominosos engendros sumidos en lodosa niebla.
Pero estos últimos, me los suelo guardar...
Abrazo risueño.
Matilde:
ResponderEliminarDicen tus versos que conoces
de esos mundos necesarios
que nos aportan tanto.
Un abrazo.
Rafa, los sueños son como una realidad paralela porque la vivimos como tal y que muchas veces nos consuelan de la triste realidad...o nos avisan.
ResponderEliminarSecretario, no escondan esos "engendros de la niebla", recuerda que Poe, Kafka, Stephen King, etc.. tienen muchos fans. También nos gusta ver reflejado por los escritores nuestro lado, ese secreto y que todos tenemos y evadirnos con él...en los libros.
ResponderEliminarAna, los mundos que conocemos son los que queremos, la realidad es mucho más amplia de lo que percibimos con los sentidos y el cerebro, no es "nuestra realidad", esa que adaptamos a nuestra cuerpo, dimensión y tiempo para sobrevivir, pero que a veces también nos encarcela...
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