Tú no.
No importa
que seas más o menos
crítico,
cantor
o salvapáginas;
y sí que te hundas
en este círculo sumiso
en este círculo sumiso
que aplaude nuestros egos.
No importa la poética,
el pulso,
el compromiso;
tan solo los acólitos
que escupen retóricas en verso
al son del editor
y las audiencias.
Tú no.
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Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, pero es más agradable hacerlo en buena compañía.