En los últimos tres meses solo conseguía dormir con la luz y la
radio encendidas, así que deducí que mi continuo cansancio se debía
a una alteración del sueño y solicité cita en una clínica muy
anunciada por televisión. «Con nuestro tratamiento dormirá tan
profundamente que la extrema fatiga no volverá a agotarla», dijo
sonriendo la doctora Alicia Pérez, directora del Centro Somnitria.
Me condujo hasta una bonita habitación y me advirtió que la primera
noche debía dormir sin ruidos. No fue fácil: un incesante parloteo
invadió mi cabeza y tuve que inspirar y expirar muchas veces para
callarlo, pero poco después un chisporroteo me sobresaltó y abrí
los ojos. Al ver la intensa negrura que me envolvía, salté de la
cama e intenté encender la luz. De pronto, el oscuro vacío empezó
a murmurar tétricas letanías hasta que una gélida mano rozó mi
espalda.
Suspiré aliviada al escuchar la voz de la doctora Alicia. Me
felicitó por tolerar con valor unos minutos de silenciosa oscuridad,
tan imprescindible para su trabajo, y me aconsejó que permaneciera
muy quieta porque no tenía bien afilada la guadaña.
Contundent final, com correspon a un bon microrelat. Molt bo!
ResponderEliminarVicent