Cuando
el átomo solo era intención
Cuando
la neurona era solo el sueño de una célula
Cuando
tú y yo fuimos carne de reloj para morir en sus agujas
Cuando
tú y yo somos versos que interrumpen las cifras astronómicas
Cuando
piel a piel seamos la antorcha de los gritos se incendiará el
Silencio
Excelente en todo su contexto. El final, metafórica e "incendiariamente", apoteósico.
ResponderEliminarDe nuevo muchas gracias por tu valoración y comentario. Un abrazo.
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