El
vendaval agitó los árboles y la manzana rodó hasta sus pies. Eva
intentó alejarla con una rama, pues era la fruta favorita del
Brontosaurus y no debían enemistarse con el gigantón, pero Adán la
pateó sin descanso hasta que golpeó a la mujer. Eva, enfadada,
cogió la manzana y le dio un mordisco. Adán, al ver que ella
degustaba con placer su redondo juguete, se la arrebató antes del
segundo bocado y le dio un fuerte puntapié. El manzanazo dejó
tuerto al Brontosaurus y tuvieron que huir del Edén.
Así
nació el fútbol.
JA JA JA No creo que doña Ana Rosa se atreva a retorcer el cuento del Edén, ni tampoco a quedar mal con los futboleros...
ResponderEliminar¡Qué bueno, por favor!.
ResponderEliminarMe ha encantado la satíra, desde aquel que despreciando o desconociendo el conocimiento, lo emplea para sus más primarias y egoístas pasiones; hasta aquella que aunque más responsable, probó la fruta prohibida y descubrió con ello las egoístas razones del Brontosaurus, así como el sabor de sus codiciados frutos. Me atrevería a decir incluso, que refleja un poco la conflictividad social que puede emanar del fútbol, jaja.
Saludos. :)