La Abecedaria


El primer síntoma fue la interrogación, el segundo la lectura intensa, y al tercer día vomitó letras y letras. La vacuna de la televisión no le hizo efecto y no tardaron en salir de su boca hojas y hojas que la envolvieron como pétalos de papel. Ni los más estúpidos consiguieron idiotizarla, a pesar de que le añadieron páginas en blanco, la podaron con censuras varias y le inyectaron números Falciani, pues la tinta de sus historias contaminaba con sustantivos, pronombres, verbos y adjetivos bien organizados sin huecos maleables, todo lo que la rozaba con ánimo de circo mercantil. Al final, la dieron por muerta para la ignorancia y aunque consiguieron aislar su imaginación en la Biblioteca del Olvido, sus hambrientas palabras continuaron devorando los vacíos cada vez que una interrogación abría las mentes.



2 comentarios:

  1. Me gusta esa "vacuna de la televisión" :D. Aunque hace años que no la veo y cada vez que la enciendo me duele mirar: es ofensivo para la mente...

    Son textos muy directos, duros. No me suelen gustar los textos tan cortos pero los tuyos tienen algo.

    Por cierto, he leído el primer relato de tu libro, Karina. Me gustó mucho el diálogo incrustado entre la alumna y el profesor...

    Seguiré por aquí
    Isma

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Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, pero es más agradable hacerlo en buena compañía.

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Los poemas y textos pertenecen a la autora del blog, Matilde Selva López, a excepción de aquellos en los que consta el nombre de otros autores.