Era
la flor más bella del cemento
y la
más alta.
Nunca
miró hacia abajo:
no
quiso contemplar la hoja seca,
la
lucha de la raíz contra el asfalto,
la
tenaz persistencia de la hormiga.
Nunca
miró hacia abajo
hasta
que la hoja seca se acercó,
la
raíz creció sobre su tallo,
y la
hormiga
devoró
sus pétalos caídos.
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Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, pero es más agradable hacerlo en buena compañía.