Bebiste
del aullido de la niña
de
su temblor en huelga de silencio
del
apetito insaciable de su sombra
por
la luz de papel
al morir la dilatación de tu mirada
al morir la dilatación de tu mirada
como drácula sediento de temores
hasta
que agonizó entre tus dientes
y masticó los mordiscos de tus horas
y
alimentó con ellos la palabra
que sepulta tu lápida y su herida
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Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, pero es más agradable hacerlo en buena compañía.