Hermanas hasta la muerte


Mi querida hermana:

No me olvido de ti aunque me ignores cuando te sientes bien, ni a pesar de que mi presencia te disgusta cada vez que me aproximo. Lo comprendo: soy consciente de que a nadie le complace que le recuerden sus tristezas, miedos y rencores; esas tinieblas que arrojas sobre mí en tus peores momentos. Pero, por mucho que me desprecies, llevamos demasiado tiempo juntas y sé todo aquello que menos te gusta de ti y no quieres que descubran los demás. A mí no me importa aguantarte, hermana; ya sabes que me alimento de tus oscuridades como un cubo de basura sin fondo, o un golpeado, y siempre dispuesto, saco de boxeo.

A cambio, espero que comprendas de una maldita vez que debo perseguirte varias veces al año para que revivas tus errores y aceptes, sin dramas, que te escupa la porquería que me arrojas o te devuelva los golpes recibidos. Después, volveremos a empezar de nuevo, como siempre, porque si tú no elegiste ser mi hermana yo tampoco elegí acompañarte durante toda la existencia.

Con el afectuoso odio habitual, te saluda:

tu inseparable sombra

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Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, pero es más agradable hacerlo en buena compañía.

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Los poemas y textos pertenecen a la autora del blog, Matilde Selva López, a excepción de aquellos en los que consta el nombre de otros autores.