(El Beso de Gustav Klimt)
Sólo nos queda, amor,
esta sonrisa que resiste
el descenso continuo de la carne
hasta el fondo del hueso,
esta ternura que devora
el castigo de un dios incompetente
y unas caricias trémulas
esta sonrisa que resiste
el descenso continuo de la carne
hasta el fondo del hueso,
esta ternura que devora
el castigo de un dios incompetente
y unas caricias trémulas
con miedo a palpar el último minuto.
Un saludo, Matilde. Gracias a la idea de Clayton podemos conocernos cientos y cientos de blogeros de todo el mundo.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasearte por nuestro blog y si me lo permites, me gustaría dejar el enlace del tuyo.
Mis saludos.
Se me olvidaba. Te dejo enlaces:
ResponderEliminarMi blog individual:
http://isoba-msvalesolaquemalacompaada.blogspot.com/
Blog colectivo:
http://isoba-unlugarbajoelsol.blogspot.com/
Gracias a ti por visitarme, y claro que te permito poner el enlace.
ResponderEliminarGracias también por dejarme los tuyos.
Abrazos
Quiso tener sus huesos por fuera, como tantos artrópodos que pasean su esqueleto a la luz de cualquier astro, para que la caricia no necesitara apenas tiempo para encontrarlos.
ResponderEliminarPoema muy bueno, como tantos tuyos.
Besos
Gracias Carmen, me alegra verte caminando por aquí, igual que tu compañía en las tertulias.
ResponderEliminarBesos