Desordena las letras de
tu nombre
completo y asumido,
hazlo impropio
mezcla
agita
escoge varias
añade imaginación y
algunas horas
amasa
toma nota
repite
hasta que hierva tu
cerebro.
El punto de cocción
termina si puedes
renombrarte.
Si no, no pasa nada:
siempre serán nuestros
los abecedarios
aunque el nombre lo
niegue.