En mi época somática solía
jugar con el ordenador al juego del Mundo, aunque debía de estar algo
defectuoso pues por más que intentaba cambiar cientos de veces las
tácticas y estrategias para que Los Exterminadores perdieran de una
vez por todas su egoísmo destructor, siempre fallaba la RAM y se
volvía a repetir la misma Historia. Al final no tuve más remedio
que apretar la tecla Off para que aparecieran en pantalla las tres
opciones principales: Reiniciar, Suspender y Formatear. En anteriores
ocasiones ya había utilizado la segunda opción para pensar con el
suficiente detenimiento mi siguiente acción, o la primera cuando
quería empezar de nuevo, pero después de dos guerras mundiales los
millones de muertos, heridos y pobres habían saturado tanto el disco
duro que este no resistiría la tercera guerra mundial que había
comenzado.
No tardé ni un segundo en darle
a Formatear y, en cuanto el Mundo desapareció, me marché a otro
planeta.
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Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, pero es más agradable hacerlo en buena compañía.