¿Por qué será que cuándo oigo estas palabras son siempre en referencia al prójimo pero muy pocas veces en referencia a uno mismo?
¿Acaso proyectamos sobre los otros aquellos defectos que no queremos reconocer en nosotros? ¿O quizás sigue siendo más fácil ver “la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio”?
Y puede ser que cuanto más escandalosos o fuertes nos parezcan ciertos defectos ajenos, más deberíamos mirarnos en el espejo.
Pero como en todas las cajas de Pandora humanas, siempre nos queda la esperanza de descubrir en los demás sus cualidades más hermosas, quizás aún ocultas porque nos obcecamos en ver sólo lo negativo… o nuestras proyecciones defectuosas.
Oír, oír, oír.
Oír no es fácil,
si no existe la carne en las palabras,
si a veces la letra envenenada
se esconde tras sonrisas
y a veces con un ceño fruncido
se ahoga del sonido la alegría.
Decir, decir, decir.
Decir no basta
si el verbo no refleja
su voz en la mirada.
¿Acaso proyectamos sobre los otros aquellos defectos que no queremos reconocer en nosotros? ¿O quizás sigue siendo más fácil ver “la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio”?
Y puede ser que cuanto más escandalosos o fuertes nos parezcan ciertos defectos ajenos, más deberíamos mirarnos en el espejo.
Pero como en todas las cajas de Pandora humanas, siempre nos queda la esperanza de descubrir en los demás sus cualidades más hermosas, quizás aún ocultas porque nos obcecamos en ver sólo lo negativo… o nuestras proyecciones defectuosas.
OOO
Oír, oír, oír.
Oír no es fácil,
si no existe la carne en las palabras,
si a veces la letra envenenada
se esconde tras sonrisas
y a veces con un ceño fruncido
se ahoga del sonido la alegría.
Decir, decir, decir.
Decir no basta
si el verbo no refleja
su voz en la mirada.
TU VERDAD
Es verdad, Gombrowic, demasiado
Narciso cantando a su reflejo
deslumbrante y etéreo y uniforme
que a la más leve onda se diluye
en el absurdo vacío de su Nada.
Narciso versus Narciso sólo y uno
para el pueblo irreal de los Narcisos
desde las falsas nubes de ese Olimpo
cobardemente lejano de la tierra
dolorida y vital de nuestra carne.
OOO
Ya nadie conjuga
en segunda persona con los Nombres.
Como en la noche insulsa
el resplandor del fuego se humedece
y el Yo Tú divididos se refugian
en los sueños cerrados de la Muerte.
Todos dicen Yo digo.
Es una reflexión muy acertada, opino de forma muy similar. Si bien claro está que somos seres individuales, con unos límites precisos y tan infranqueables como es nuestro cuerpo físico, hay una proyección inexplicable hacia nuestros congéneres que debería ser freno al egoísmo.
ResponderEliminarY claro está que no hay nada mejor que un poema para profundizar con las palabras siendo fieles cómplices de nuestros pensamientos. Me gusta tu poesía, Matilde.
Un beso cariñoso.
Gracias Robin, por dejar tus huellas por aquí.
ResponderEliminarA veces con la poesía se pueden decir muchas más cosas que en el discurso más largo. A veces conseguimos que llegue lo que expresamos y a veces no.
Me alegra mucho que te hayan llegado mis versos, por lo que también un beso para ti.
Una entrada muy sustanciosa, sugerente y acertada, Matilde.
ResponderEliminarEs un placer leer tus versos.
Hola Matilde.
ResponderEliminarYo, me, mí, conmigo.
Hay personas que sólo conjugan en primera.
No te escuchan, puede que te oigan..., pero están pensando en lo que te van a contar de SU primera persona.
¿Tenemos tanta prisa que nos apresuramos a dejar nuestra referencia, nuestra huella en los demás, sin preocuparnos por las de ellos?
Vertiginosa vorágine
de palabras,
egoísmos,
llamadas
a una sola voz...
Primera persona.
yo, yo, yo.
Abrazo en 2ª persona.
Exacto, Secretario,no escuchar... y también nosotros lo hacemos, sea por egoísmo, por impaciencia, nerviosismo (hay personas cuya mente va más rápida que su boca y si no lo dicen enseguida se les escapa y otras muchas agobiadas por el estrés que nunca tienen tiempo para ello) o prepotencia.
ResponderEliminarPero cuando nos lo hacen a nosotros, sí nos damos cuenta. Como con casi todos los errores humanos, a veces sólo se aprende viviendo en propia carne la experiencia...
Un abrazo.